Acabo de leer esta reflexión y no puedo concordar más. No me canso de decir que el amor no es una posesión, no es algo que puedas tener, ni atrapar, sino algo intangible y libre. Y estoy harta de intentar explicar que no todo pasa como en las películas Disney, que nos mete en la cabeza una idea del amor idealizado, idílico y perfecto (además de un tanto machista). Tengo amistades que realmente piensan que "el destino" hará que se encuentren a la persona indicada, se casarán, tendrán hijos y ningún problema por que se amarán mucho. Yo no puedo parar de pensar, pensamiento que se ve alimentado por la experiencia propia, que esos casos son la excepción y no la norma. Por eso odio esa concepción material del amor (aunque teniendo en cuenta que vivimos en una sociedad capitalista, tampoco me sorprende que sea así, pero no me quiero meter en política). Los celos. La posesión. Es algo que simplemente no puedo comprender. Por eso cuando comencé a comprender todo esto, me negué a volver a ver películas de princesitas o leer historias de romances perfectos. Pero, a base de evolucionar, comprendí otra verdad: si consumes todo ese contenido desde otro punto de vista (más crítico) puedes llegar a disfrutarlo y a extraer otro mensaje que quizás no se ve a simple vista, que quizás no potencia ese amor romántico.