Este libro llevaba en mi TBR AÑOS, y aún no me había animado a leerlo por causas varias. Pero estos días previos a mi racha de exámenes he decidido ponerle remedio y El circo de la noche se ha convertido en una de mis nuevas obsesiones. Así que, como cada vez que me pasa esto con un libro (este año ya me ha sucedido varias veces, qué difícil voy a tenerlo para elegir mejor lectura de 2021), vengo con mi reseña intensísima y un extra de contenido fan que he encontrado y que necesito compartir con el mundo muy fuertemente.
«El circo llega sin avisar. No viene precedido de ningún anuncio. De pronto está allí, donde hasta el día anterior no había nada. Dentro de las carpas de rayas blancas y negras, se suceden eventos únicos y deslumbrantes. Se llama Le Cirque des Rêves, El circo de los sueños, y solo abre por las noches.
Pero, tras bambalinas, se desarrolla una feroz rivalidad: un duelo entre dos jóvenes magos, Celia y Marco, que han sido entrenados desde pequeños por sus instructores con este fin. Aunque no lo saben, este es un juego en el que solo uno puede sobrevivir. A pesar de los enormes riesgos, Celia y Marco pronto se enamoran y desencadenan una serie de temibles consecuencias, que, con su efecto dominó, dejan las vidas de todos los integrantes del circo, desde los artistas hasta sus dueños, pendiendo de un hilo».
Lo primero que me enganchó de su lectura fue la división. La novela se compone de cinco partes. Al inicio de cada una de ellas hay citas firmadas por alguien muy especial; este es uno de los detalles más mágicos del libro y que más me ha fascinado, sobre todo esa referencia en la parte final. Al mismo tiempo, hay tres narradores o tres focos sobre grupos de personajes diferentes: ya no están solo los retos a los que se enfrentan Marco y Celia como consecuencia de su duelo y que muestran el circo desde dentro, sino que, además, paralelamente vamos conociendo la perspectiva de Bailey, un niño espectador con gran sensibilidad; y también el libro permite que vivamos la experiencia inmersiva del circo a través de una segunda persona. Esta conjunción de textos y visiones ameniza mucho la lectura.
Sin duda lo mejor de esta novela son los escenarios. El circo se mueve por el mundo, sí, pero no importan tanto las ciudades que visita sino las propias carpas que se van construyendo. Debajo de cada carpa rayada se esconde todo un universo, y el uso de las palabras y los adjetivos que usa Erin para describirlas es preciso y sublime. Esta novela es toda una experiencia sensorial. Es sentir el frío de El Jardín de Hielo y el calor de las velas del Árbol de los Deseos, el aroma a incienso de las cartas de la tarotisa o el caramelo estallándote en la boca al morder una manzana de la plaza. Aunque a veces ha habido momentos en los que he visualizado escenarios con tanta nitidez que he pensado lo bien que quedarían como escenas de una serie o película, lo cierto es que merece mucho más la pena saborear el color de su lectura.
Y hablando de colores, el uso que se hace de ellos es magnífico. El circo ya no solo es elegantemente decadente de por sí, todo él bañado en blanco y en negro, sino que cuando el rojo aparece en escena (un aplauso a los portadistas de Umbriel por el detalle, por cierto, que la cubierta de la edición española de 2014 era horrible), lo hace con tanto significado y fuerza que es imposible pasarlo por alto. Igual que su ausencia. Ha sido otro de mis detalles favoritos.
Algo que me ha fascinado también son las relaciones entre personajes. No se pueden pasar por alto los lazos que unen a Marco y Celia, tanto cómo se comportan cuando aún no se conocen, la forma en que reaccionan al encontrarse y cómo su romance va creciendo e incendiándose con el paso de las páginas. Controlados por manos ajenas a ellos, juntos aprenden a soltarse de sus cadenas. Ambos son personajes con un gran poderío mágico y de actuación. Pero las relaciones que se entretejen en la periferia son muy dignas también de mención. Me han gustado especialmente las de Tsukiko y A., y la de Barris con las hermanas Burgess.
Mis personajes favoritos son Herr Friedrick Thiessen, Poppet y Widget, y Chandresh, uno de los que más acaba sufriendo aunque no se le tenga tan en cuenta.
Pese a lo mucho que he gritado por él, las emociones que me ha generado y lo mucho que me enganché a sus últimas 120 páginas, ha habido un par de cosas que no me han gustado. Al principio, como es un desarrollo no-lineal y hay que ver a los personajes crecer sin estar juntos, como lector no sabes qué consecuencias van a tener las acciones de unos en las de los otros, lo que hace de la primera parte un poco lío y no es difícil perderse. Eso es justo lo que hace las dos primeras secciones del libro algo lentas, mi otro punto negativo. Pero creo que una vez se deja atrás esa fase, todo lo que viene a continuación hace que merezca la pena.
En resumen, una historia que transporta de lleno a un mundo de magia sutil y distinguido, pero al mismo tiempo con un poder de atracción tan fuerte que impide diferenciar el sueño de la realidad. Personajes carismáticos, grises como la mitad del camino entre los tonos del circo que les rodea y, sobre todo, esencialmente humanos. Pese a su nomadismo, las palabras del circo de Erin Morgenstern han creado un asentamiento en mí y creo que las llevaré conmigo durante mucho tiempo.
¿Alguien de por aquí lo ha leído? ¿Alguna otra recomendación de lectura con temática circense para compartir? 🎪🖤
¡Acabo de terminarlo! Leí tu reseña y el libro fue directo a mi lista de lecturas pendientes. Por fin lo he acabado y... Qué pasada de novela. Los escenarios, los personajes, la narración... Todo me ha parecido increíble y me ha dado bastante pena tener que dejar el mundo del circo al leer la última página. Uno de mis personajes favoritos ha sido Bailey, aunque he de decir que Celia se ganó mi atención desde el principio y que Poppet también se ha convertido en una parte especial de la lectura. No sé, es uno de esos libros en los que te sumerges y te olvidas de todo lo demás. La verdad es que hacía mucho que esto no me pasaba, así que mil gracias por la recomendación!! 💙